Don Francisco Antonio de Tobía y Ubago, “hermano del Honrado Concejo de la Mesta”, es el dueño de la “Casa habitación” en la que se celebraron las tres primeras Juntas de la Sociedad de Cosecheros de La Rioja Castellana que animaron y extendieron por la región “el espíritu de Fuenmayor” en los años ochenta del XVIII -desde 1784 hasta 1790-. En esta página escribimos sobre él.
Sobre el Palacio de
la REAL JUNTALa tradición oral, la bibliografía existente y hasta las señales turísticas de nuestros días dicen que la “sede de la Real Junta” es la Casa de Fuenmayor con cartel al pie de su tapia en el que se lee hoy Palacio de la Real Junta. Siglo XVIII.
Recorrí los treinta metros que van desde esa tapia al portón de la entrada de la misma, idéntico día y hora que suponía lo hicieron, y posiblemente con parecido sol y ambiente primaveral, el medio centenar de “Señores apoderados de Cosecheros Eclesiásticos, Seculares, Regulares, y Legos de los Pueblos de La Rioja Castellana” el lejano 8 de mayo de 1790. Buscaba noticias de la “Casa habitación” en sí misma. Contemplé el exterior de la Casa –o Palacio- como un turista más que pasa en nuestros días por Fuenmayor. Por casualidad, dialogué con la dueña y moradora actual del Palacio, e incluso estirando el cuello pude ver su zaguán o portal, pero no el resto del local, aunque por lo que me explicó -¿historia oral?- el resto del espacio de ahora, de 2013, nada tenía que ver con el de entonces. Sus preocupaciones, con las que me solidaricé, se centraban en los arreglos del deterioro producido por el tiempo y en los gastos del mantenimiento. El problema se complicaba aún más porque el total del inmueble, según me dijo, ahora estaba dividido entre varios propietarios, y más aún, porque defendió, con firmeza, que aquí en este Palacio no se había reunido ninguno de esos de los que yo le hablaba. O sea, pasé un buen rato conversando pero no añadí ni una sola “luz” nueva a las que acumulaba en mis carpetas con fondos documentales ya cosechados, o más aún, me fui con mayores dudas y vacilaciones de las que ya traía yo esa mañana.
Se me hacían necesarios ensayar “otros caminos” para dar respuestas a todas las curiosidades que me planteaba el pasado sobre el Señor Don Francisco Antonio de Tobía Ubago y su “Casa habitación” en Fuenmayor sede de las Juntas de Cosecheros de La Rioja Castellana.
Esta es la Casa de
la REAL JUNTA
Adelanto que el Palacio, del que fue propietario el Marqués de Terán, Don Juan Francisco de Paternina y Medrano a mediados del XVIII, y que hoy tiene la placa turística con este rótulo: Palacio de la Real Junta. Siglo XVIII, no es la sede de las Juntas de Cosecheros de La Rioja Castellana celebradas en Fuenmayor en los años ochenta del mismo siglo, porque simplemente no es la Casa habitación de Don Francisco Antonio de Tobía y Ubago en la que se celebraron éstas. Los documentos del Fondo Moreda (donde están los “papeles” de la familia Fernández Bazán de Fuenmayor con la que emparentó nuestro ganadero como ha quedado dicho) hoy guardados en el Archivo Histórico Provincial de La Rioja tienen la respuesta.
“La Casa Principal con su huerta cerrada y arboladura y viñedo que en ella se hallan y los corrales contiguos a ella y demás pertenecidos (se evalúan) en 275.000 reales. || Sin embargo del mayor coste que tuvo al tiempo de su construcción según expresión del Sr. D. Francisco Antonio Tobía”, Esta es la Casa de Fuenmayor donde se reunieron a mediados de los años ochenta los apoderados de los pueblos cosecheros de vino de La Rioja castellana para celebrar sus Juntas. El dato, y sobre todo la breve observación añadida a él, está en el Inventario de Bienes hecho “de mandato judicial” (18-VIII-1791) cuando Don Francisco –y es la última gran sorpresa de la biografía de nuestro ganadero trashumante- se ha casado en segundas nupcias mes y medio antes (29-VI-1791) en Santo Domingo de la Calzada con Doña Ana Joaquina de Tejada y Otálora, miembro de una distinguida familia de esa ciudad, después de la muerte de su primera mujer María Teresa Fernández Bazán y Ocio. La urgencia de componer las hijuelas testamentarias ha llevado al Notario a su casa para anotar, y evaluar cada uno de sus bienes y hoy nos sirve para aclararnos algunos de los datos de la historia riojana.
La Casa sigue en pie actualmente en Fuenmayor –está eternamente en reconstrucción pese al valor simbólico histórico que acumula para la Rioja actual- y puede verse in situ su faz o aspecto exterior, así como de manera virtual en las variadas imágenes “colgadas” en la web del Ayuntamiento y en otros Hastings de la red. No he dado con la fecha exacta de su construcción (y mira que he revuelto pliegos y papeles, ¿estará en alguna de las colecciones de escribanías de este pueblo que se han perdido?) pero tuvo que ser en la década de los cincuenta o primeros de los sesenta del XVIII como lo delatan sus rasgos constructivos y algunas de las “difusas” citas que se hacen sobre ella, e incluso en una fecha que aparece en uno de sus balcones (1750).
El Inventario de Bienes evalúa los muebles y semovientes del conjunto histórico bicentenario por grupos o tipos, nunca por cuartos, salas o locales diferenciados ni de una ni del total de las plantas. Se anotan nombres genéricos como gabinete, alcoba, pasadizo, cuarto, entrada, sala, antesala,… y situaciones de alguno de ellos, como cuarto principal de mediodía, gabinete y antesala del cierzo, sala de arriba del mediodía, cuarto de la cocinilla de arriba, habitación del cuarto de arriba,… Las sesiones de las Juntas de Cosecheros se celebraron, sin duda, en alguno de los “gabinetes” de la planta del medio o principal, Pienso que es en el gabinete (sic) donde cuelgan “cuatro piezas de tapiz”, hay sesenta y siete “sillas de aneas grandes”, un “canapé forrado en damasco carmesí” como las “treinta y seis sillas” que van a juego, “un reloj de sala”, una “araña de cristal”, varios espejos, cornucopias en abundancia, cenefas decorativas y varias mesas grandes de nogal. ¿Pero cuál es en concreto? ¿El “gabinete del cierzo”? No lo sé, ni tampoco me importa demasiado.
Lo que calló
JOVELLANOS
Lo esencial es que aquellos lugareños riojanos se reunieron hace más de dos siglos en un ambiente de salón dieciochesco al estilo de aquellos otros –guardando muchísimo, como es obvio, las distancias y los modos- tan frecuentados en la Francia pre revolucionaria. Algo dejó dicho Jovellanos cuando estuvo por aquí dos años después de la muerte de Don Francisco Antonio de Tobía y Ubago, y al que silenció, porque, tal vez entonces fuera –por “la faena” de las segundas nupcias- un tema tabú mencionar, ni siquiera, su nombre. ¿El silencio se ha prolongado durante años?
Don Francisco Antonio, había nacido en Mansilla de la Sierra en la segunda década de mil setecientos (26 de enero de 1716), y es uno de los "serranos del éxodo" que partió de su pueblo cuando arrancaba la crisis de estas tierras. No se fue demasiado lejos, y en este caso para triunfar. “Bajó de la sierra al valle”, al corazón de La Rioja, a una de esas villas prósperas –“cosecheras de vino”- de la margen derecha del Ebro, a Fuenmayor, primero para unirse en matrimonio (el 9 de diciembre de 1742 con veintiséis años) y volver a su pueblo con “la conjunta”; y después, para colocar capitales “contantes y sonantes” en inversiones varias y para fomentar relaciones familiares y establecer empatías y finalmente, para empadronarse y quedarse a vivir en él de manera estable en la primera línea de los tejedores de la vida política y económica de la villa –e incluso del total de la comarca- y fundirse en los quehaceres y preocupaciones de los pudientes o más acomodados del lugar. Aquí se quedó para siempre enterrado en la capilla de El Sagrario de la Parroquial de Santa María de Fuenmayor.
Casa habitación de D. Francisco Antonio de Tobía y Ubago en FUENMAYOR