La Constitución republicana de 1931 reconoce los derechos de la mujer.
Y con esta libertad reconocida actúan las mujeres riojanas durante la II República, y no sólo en el nivel participativo del Censo Electoral, sino también en otras actividades de la sociedad civil.
Los ejemplos concretos se multiplican en el sexenio del nuevo régimen, comparándolo con fechas anteriores. La presencia femenina, ahora sí, presta su voz y acción en mítines políticos con relativa frecuencia; se escuchan palabras femeninas en asambleas y congresos regionales políticos y sindicales y no falta su asistencia activa en asociaciones benéficas, recreativas, deportivas, religiosas,… y hasta están en la arena de las Plazas de Toros desplegando los capotes y manejando los estoques, y también estuvieron –hasta un total de veintinueve- al volante de automóviles después de “sacarse” el carnet de conducir. La mujer riojana se ha integrado en la modernidad, en eso, de lo que tanto se renegaba en los tiempos idos.
Pero donde la mujer riojana, en este sexenio del nuevo régimen, se integra –y se abraza a la modernidad-, y es, pues, más que mero adorno, es en el poder definido como político. Por ello engrosan listas de asociaciones, partidos, cofradías,… como nunca antes, y se autodefinen en Secciones Femeninas autónomas de las Organizaciones parejas dominadas por los varones. Se palpa en estos años treinta, y muy especialmente al final del segundo bienio republicano, en el invierno electoral de 1936, su fuerza potencial, y por ello es reclamada y requerida con slogans, llamamientos y consignas electorales exclusivas para ellas. No sólo porque son más del cincuenta por ciento del Censo Electoral, que ahora se duplica con las nuevas inscripciones femeninas, sino también porque se les hace portadoras de influencias que pueden inclinar el cómputo de votos en una u otra dirección del espectro político-social. Los medios se ocupan de ellas en las fechas electorales y las muestran en fotografías formando fila ante colegios, votando en su interior y presidiendo mesas electorales. Pero en todo el transcurso previo al ritual último del proceso electoral, las mujeres se suben, en compañía de varones y solas o asociadas entre ellas, a las tribunas, estrados, podios y mesas colocadas en cines, teatros, salones y centros escolares y recreativos, y en cualquier tipo de espacios, para exponer, divulgar y compartir sus ideas y mensajes propios. La planificación de las campañas electorales, los mítines y tareas propagandísticas concretan nombres y apellidos femeninos trabajando en la vida político-social, como veré, e igualmente están, participan y hablan dentro de las organizaciones políticas engrosando listas de afiliados y militantes. Puntualizo algunos datos.
Menudean las mujeres “con voz y voto” que habitan en la izquierda socio-política.
Uno de los grupos femeninos que más hablaron durante la República, las cigarreras, ya gozaba de larga historia; otro, enraizado con las anteriores, en estas fechas se asocia con el obrerismo político del PSOE y su central sindical la UGT; y el tercero convive con los burgueses liberales de izquierdas.
Las primeras -las cigarreras- se sirven de las Asambleas Tabaqueras nacionales y locales y de las festividades obreras para dar sus opiniones, y están en primera línea –presidiendo, presentando, exponiendo,…- mujeres como Rosario Sobrino, Encarnación Laparra y Carmen Villar.
En el grupo de mujeres socialistas y ugetistas sobresalen Teresa Velasco (PSOE), Obdulia Maeztu (Unión de Trabajadores de la Enseñanza (UGT), y sobre todo, la conocida “operaria de la Fábrica” Luisa Marín Lacalle (PSOE). El trabajo propagandístico de las tres es muy profundo en las elecciones invernales del Frente Popular, compartiendo exposiciones en mesas y mítines a favor de las tesis del Frente.
Finalmente las mujeres de las izquierdas burguesas se agrupan en la Asociación Femenina Republicana para organizar conferencias, rememorar la I República y apoyar a sus jóvenes hijos y compañeros adultos masculinos.
Luisa Marín ronda el medio siglo de vida en estos años treinta y participa en distintos frentes políticos, sindicales, sociales,… en los años de la República.
Su dilatada experiencia de mujer comprometida le lleva de la Federación Tabaquera de la dictadura de Primo de Rivera al PSOE de la República, como también, por ejemplo, entre otras, a la Junta Directiva de la Cantina Escolar y del Ateneo Riojano en los mismos años.
Su credibilidad le aúpa hasta ser la primera riojana delegada –de dos nombrados- de la Agrupación de Logroño a un Congreso Regional del Partido, el de 1932.
Y su influencia es conocida por todos, y por ello cuando los golpistas de julio de 1936 tienen que elegir “una voz” representativa de las/los obreras/ros de la Tabacalera que llame por radio para que no se haga huelga, allí está ella en los Estudios de Radio Rioja EAJ 18 de Logroño susurrando las consignas que les fueron impuestas. Fueron sus últimas palabras públicas. De aquí pasó a la cárcel habilitada en el Frontón Beti-Jai, del que sale en agosto de 1936 para convertirse en el cadáver nº 4 recogido por la Cruz Roja ante el Cementerio de la capital.
Dolores Díez del Corral dice, en marzo de 1932, en un mitin de Acción Católica Femenina Riojana en el frontón Carrasco de Haro, que “como mujer política sabe que la asignatura que purifica y guía a la juventud es el Catecismo”. La Señora de Pisón es un clon más de todos los grupos femeninos que repiten las ideas defendidas por Acción Riojana nacida como Partido en las fuentes del jaimismo riojalteño para desembocar, muy poco después de la proclamación de la República, en el océano de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas).
Milagros
García Capellán
También se plasman estas ideas en los Estatutos de organizaciones como La Margarita, (Artículo 4º. Su objeto es agrupar en torno a la Bandera de Dios, Patria y Rey a las damas enamoradas del Ideal Tradicionalista -legalizado el 3 agosto 1933- ) -la señorita Encío asevera, “Unámonos todos, nuestro triunfo ha empezado. Adelante por Dios y por España”-; y no faltan en la Asociación de Padres de Familia cuando se polemiza con el modelo de la Escuela Única y Laica defendida por el nuevo régimen republicano.
Las ideas llegan de fuera, de los montes vascos tradicionalistas, a través de mujeres “propagandistas” como Urraca Pastor, Pilar Careaga, Rosario Orovio,… y se consolidan en La Rioja formando un núcleo ideológico muy combativo y cohesionado de mujeres en su apoyo, que cuando triunfen, puntualizan, “la mujer debe encerrarse nuevamente en el hogar para hacer de los pequeños hombres, que educados en la religión de Dios, sean más tarde los que lleven la patria por caminos verdaderos”.
Los nombres concretos de “mujeres políticas” de este espectro a señalar son, además de las nombradas, otros muchos, pero el espacio no me permite relacionarlos.
Se escucha también la voz, en la otra punta del ideario de la época, de “propagandistas societarias y sindicalistas” que llegan asimismo de fuera, aunque tampoco faltan algunas de aquí.
Los temas desarrollados son similares pero con ideologías en la cresta opuesta. Al modo que Teresa Claramunt, en el verano de 1923, reclama en el Beti-Jai la escuela racionalista como modelo educativo, Rosario Dulcet, casi una década después (en mayo de 1932), en el mismo espacio, pide a las riojanas que acudan a los “Sindicatos Únicos” y que no se consideren “inferiores a los hombres” y luchen contra las guerras.
La joven local Victoria Soria habla en el mismo mitin sindicalista del Beti-Jai con aplomo y decisión y no faltan otras mujeres con idénticas ideas, que al defenderlas en público, son amonestadas por los Delegados gubernativos por considerarlas en exceso radicales.
Las burguesías progresistas riojanas cuenta también con organizaciones femeninas que auxilian a sus maridos y hermanos en la labor política durante la IIª República. A finales de enero de 1934 crean la 'Agrupacion femenina republicana'.
Las principales integrantes de esta asociación son: Isabel Peña, Dolores Grijalba, Obdulia Maestro, Felisa Cabezón de Vallejo, Concha Arribas de Ruiz, Anselma Madurga, Isabel Rodríguez de Castellano, Anunciación Casas, Luisa Garabina, Rosario Cenzano y Elisa Lusa. Después se irán sumando otras como Mercedes Amutio de Ulecia, Luisa García de Chávarri, Ascensión Díez, Carmen Veiga, ...
Al crearse Izquierda Republicana el total de mujeres inscritas en el Partido llegan hasta 127 que militan junto a 843 varones.
El mismo día de la proclamación de la II República (14 de abril de 1p31) se entregan en las oficinas de Obras Públicas de Logroño dos carnet de conducir: uno era a Esperanza Marín Planzón, natural de Santo Domingo de La Calzada.
Lo singular es que Esperanza está justamente en el centro del número de mujeres que consiguen el carnet en la provincia antes de la Guerra Civil. Catorce están fechados antes de la llegada del régimen republicano y otros catorce después hasta julio de 1936.
Esto quiere decir que en los cinco años y varios meses de República las mujeres consiguen el mismo número de carnet que en el cuarto de siglo anterior (1905 a abril de 1931).