republicanismo logroñés
decimonónico
El republicanismo dominó la política local logroñesa durante
la última década del siglo XIX y la primera del siglo XX, pese, o por ello mismo, al mecenazgo sagastino.
Desde Madrid llegaban constantemente "favores" a la capital por influencias de Sagasta y sus epígonos: la concesión de un puente de hierro para cruzar el Ebro; la inauguración de una fábrica de tabacos con medio millar de empleados; edificios desproporcionados para el número de habitantes de la ciudad, como la Beneficencia o el Instituto Provincial. O la creación de una estación Enológica en Haro.
Pero en la ciudad de Logroño una nueva clase burguesa, nacida prácticamente de la nada, buscaba romper con este mecenazgo, que según decían era "pan para hoy y hambre para mañana". Y en este contexto de oposición estaban los que después serían grandes empresarios históricos de La Rioja, como los Trevijano, los Ulargui, los Marrodán, ... que en diferentes ocasiones, algunos de ellos o de sus familiares, fueron concejales republicanos de la capital. Así como los comerciantes medios de la ciudad y algunos grupos de profesionales liberales, entre los que destacaron el maestro Francisco
Zuazo Quintanilla y el odontólogo Basilio Gurrea.
francisco zuazo quintanilla: un modelo
Quien mejor personifica el espíritu de este republicanismo logroñés en los años puente entre el siglo XIX al XX es el
maestro Francisco Zuazo Quintanilla. Es Concejal por primera vez en las elecciones iniciales del nuevo siglo, en 1901, y después lo será en 1913 como republicano radical. Desempeñó dentro del republicanismo distintos cargos. Durante
de la IIª República llegó a ser Presidente de la Diputación
Provincial durante los años del Bienio negro.
Su vida profesional, el magisterio, se desarrolló en una escuela
privada fundada y dirigida por él en la que se formaron varias
generaciones de logroñeses en la pluralidad y el laicismo. Esta
dedicación no le impidió integrarse plenamente a la política
y actividades ciudadas y sociales.