Estamos empezando 'la Restauración'. En el otoño de 1878. En 'El Imparcial' de Madrid se publican hasta 15 artículos dedicados en exclusiva a la provincia de Logroño sobre todo tipo de temas. Uno de ellos, el del 20 octubre de 1878, encendió una prolongada y agria polémica entre los demócratas y republicanos históricos riojanos en la que se manifiesta públicamente hasta dónde llegan las contradicciones entre ellos en estas fechas.
Se escribía en el artículo sobre las principales personalidades políticas del Partido Radical y de los 'Demócratas históricos' de los distintos Partidos Judiciales de la provincia. El autor del artículo daba algunos datos históricos sobre el fundador -con algunas inexactitudes biográficas- del Partido Democrático de Logroño, Ramón Ortigosa Valdés; y añadía después:
"A su lado comenzó a distinguirse una persona de humilde condición, pero de excelente carácter, a quien la fortuna, convertida en bola de lotería, vino a proporcinarle una independencia de vida que antes no tenía. Muerto el Sr. Ortigosa, aquel humilde hijo de pueblo heredó su jefatura, que casi sin contradicción de nadie viene egerciendo hace quince años. Tal es el origen del antiguo partido democrático, dirigido hoy por D. Alberto Ruiz, alcalde de Logroño, diputado provincial y diputado a Cortes que ha sido durante el período revolucionario.
Por inclinación personal, o arrastrado por su amigos, el Sr. Ruiz figuró siempre en las filas de los más avanzados; en la Asamblea federal estaba con el centro; pero aquí, en la provincia, mantuvo siempre una línea de conducta tan sensata y prudente, que le conquistaron el aprecio general, y muy especialmente en aquellos días en que la confusión y el desorden reinaban en la mayoría de las provincias. Su fortuna le suscitó émulos que lograron constituir una fracción disidente, en apariencias conservadora, pero en realidad de turbulentas pasiones; y aún cuando no lograron derribar, ni desacreditar siquiera al Sr. Ruiz, han dejado gérmenes de discordia y de división, hoy medio enterrados, que pueden un día producirle serios conflictos".
Estas palabras resucitaron 'los demonios del pasado', como ya escribía de manera profética el redactor de 'El Imparcial' en su artículo. Y muy pronto se manifestaron públicamente opiniones sobre lo escrito en relación con Alberto Ruiz y Royo en el periódico madrileño. Se trataba de personas muy próximas y que habían compartido cargos políticos distinguidos con el aludido. Y en su defensa salieron los más cercanos del Sr. Ruiz y Royo manifestándose dos posturas irreconciliables y hasta enemigas.
Esta era la situación del republicanismo riojano a los comienzos de la 'Restauración': querellas, enfrentamientos y disputas de todo tipo. En la polémica hay un grupo de 'protagonistas' y buen número de 'actores secundarios'. Los primeros no llegan a media docena y los segundos alcanzan mayores cifras. Los protagonistas son: Mariano Araus (redactor de 'El Imparcial'), Alberto Ruiz y Royo (convertido en 'el enemigo'), Francisco Sicilia y Arenzana (el que escribe) y Pablo Aleman (el que rubrica). En el fondo de la trama se encuentra el liderazgo de 'la democracia histórica' y sus relaciones con los llegados recientemente a la República del Partido Radical de Ruiz Zorrilla. Los protagonistas Sres. Arauz y Ruiz guardaron silencio. El primero se siente respaldado por su periódico y el segundo por sus seguidores más fieles. Los otros dos, Sicilia y Alemán, buscan aliados y escriben sobre el asunto.
Los tres (el atacado: Alberto Ruiz; el escribidor: Francisco Sicilia; y el firmante Pablo Aleman) habían sido protagonistas destacados en el Sexenio y en año 73 con la República. Los tres habían llegado como Diputados a las Cortes Constituyentes de la República por distintos Distritos de la provincia (el cuarto Diputado, Timoteo Alfaro, había muerto en 1877). Los tres habían sido líderes destacados en la política provincial.
Dos días después -22 de octubre- de la publicación del artículo en 'El Imparcial', Sicilia, Aleman y García Gómez protestan de que el Sr. Arauz ha 'pretendido agraviar a su colectividad politica', "la más numerosa y digna". Los tres firmantes "En nombre de cuantos tenemos la honra de pertenecer al verdadero y más numeroso partido democrático de aquella provincia, protestamos enérgicamente contra cargos tan gratuitos como los que nos dirigen, y que de no probarse, entrañan una acusación que no bastan a calificar las frases más duras".
El 28 de octubre de 1878 continúan los apuntes sobre la polémica y el primero está firmado por el demócrata histórico Gregorio Jiménez, aunque previamente se dice que se han dado también protestas firmadas por 'personas tan características de la población" como, Carlos Amusco, Juan Manuel Zapatero, Valentín del Cerro, Eloy Ríos y Miguel Núñez, que no he podido encontrar. Todos son de un sector, con algunas excepciones, que no profesaba, ni profesará después, demasiadas simpatías con el Sr. Ruiz. El Sr. Jiménez dice que protesta "contra las infundadas e injustos cargos" que hace el redactor Sr. Araus sobre el "numeroso partido democrático de esta provincia". que ha producido una triste impresión en todos nuestros correligionarios". "Sus datos son vejatorios para la democracia riojana".
Contesta el trío firmante que la 'fracción disidente' "se compone de la mayor suma de voluntades que puede ostentar la democracia histórica de la provincia". "A ella pertenecen todos los diputados, menos uno, que han representado en las Cortes, en la Diputación Provincial, en el Ayuntamiento de la capital, en los comités y en las milicias populares de épocas anteriores; y en sus filas se agrupan hoy cuanto se encierra de más valioso, con significación demócrata, en el comercio, en la agricultura, en la industria, en las artes y en las clases obreras". Y esto se da, dicen, en la capital y su distrito, y en los distritos de Cervera de Río Alhama, Santo Domingo de la Calzada, así como también en los demócratas de Haro y "unas cuantas individualidades de Calahorra". Y concluyen, 'agrediendo' al Sr. Ruiz, que la pérdida de su autoridad se debe a 'la oposición constante a la ley de las mayorías", "su ininterrumpida hostilidad a la concordia de los elementos democráticos", "sus aficiones al ejercicio de una irritante y depresiva dictadura", para cerrar todos estos puntos con la calificación política de que el Sr. Ruiz era de la "extrema izquierda" de la Asamblea del 73. De todo esto no habían dicho nunca nada hasta ahora en 1878.
Y concluyen con el lugar común del momento (año 1878): fueron también los que más hicieron contra el absolutismo carlista y añaden además luego, la condena 'al se rompe España' del cantonalismo.
El grupo fiel a Alberto Ruiz responde, en fechas posteriores, a la carta de los tres firmantes, del mismo modo que lo hicieran estos, aclarando con detalles quiénes son los tres firmantes del documento para la democracia histórica de la provincia. El fondo general del 'Comunicado' establece que ninguno de los firmantes vive en 1878, ni vivía en el 73, en la provincia.
El Sr. Sicilia, escriben, "nunca ha dicho que fuese solidario de la política iniciada en esta capital por la fracción demócrata a que hoy asegura pertenecer, lo que nosotros ignorábamos, toda vez de que ni residía en aquella época en Logroño, ni se le consideraba vecino de la provincia hacía algún tiempo, porque lo era de la villa y corte de Madrid". Fue Diputado electo por el Distrito de Logroño dos veces. En la primera elección -precisamente contra Sagasta -el del 'partido de la porra', como decían- "exigió para presentarse que Alberto Ruiz y sus amigos le apoyasen", y así lo hicieron en contra de que antes habían acordado el retraimiento.
El segundo firmante, el Sr. Aleman, "de procedencia extranjera, antiguo liberal, vecino de la ciudad de Burgos desde mucho antes del 73, en que dejó de vivir en La Rioja, "no sabíamos que era partícipe y apoyador de aquella política iniciada en la diputación provincial de Logroño en el año referido de 1873, hasta que con su firma nos lo han asegurado".
Don Pantaleón García Gómez, "la tercera firma", aseguraron "obtuvo un cargo" en nuestra provincia con la ayuda del Sr. Ruiz.
¿Por qué ahora (1878) dicen que "valen tan poco Alberto Ruiz y sus amigos"? ¿Por qué buscaron y consiguieron su apoyo?. También aseveran, con sarcasmo, en su carta contra el trío, que el Sr. Ruiz es "algún estúpido o poco menos". Mencionan las "cualidades que le adornan" y dicen que hay muy pocas personas "que puedan ostentar reunidas tales condiciones". No es, dicen un hombre de ciencia, pero tiene "tan buena imaginación como cualquiera de sus adverarios", o es que nosotros "tenemos una inteligencia muy limitada" que no hemos visto las cualidades en los demás. Que la fracción política del trío que firma la protesta es tan amplia como ellos dicen, algún día lo probaremos en la contienda electoral. Concluyen los amigos del Sr. Ruiz en su 'Comunicado' que "nosotros jamás nos hemos llamado en documento alguno ni intransigentes ni cantonales" y achacan al Sr. Román Martínez Cañaberas ser el inspirador de tales hechos.
Aquí no termina la polémica.
El trío opositor insiste con una larga "contra-réplica" de más de cuatro columnas y media del periodico democrático de la mañana 'La Unión', de Madrid.
Agreden, constante y directamente, a los seguidores del Sr. Ruiz afirmando que no tenían "condiciones para tomar parte en una polémica política como la que nos ocupa" y que por ello "se escapan por la tangente" -el trío hace lo mismo en esta contra-réplica- "por su deseo de quemar incienso en el altar de su autocrático líder", al que tachan también como "su ídolo". Y al que, recuerdan, que le llaman 'El Sultán". Y dicen más, tienen un "temerario afán de presentar a su ídolo y jefe como Señor de vidas y haciendas en La Rioja".