Pero desde el año 1897 el cerco se estrechó alrededor de los viñedos
riojanos. La enfermedad ya había atacado a los viñedos navarros.
Y al año siguiente la Comisión Provincial de defensa contra la
Filoxera dio intrucciones, en términos tajantes, para el reconocimiento
que iba a realizarse por todos los pueblos de la provincia de acuerdo con el
Servicio Agronómico Provincial. La controversia o morosidad a ellas serían
multadas con cantidades de 20 a 300 pesetas. La "marcha aterradora"
de la plaga dio motivo para una nueva Circular a comienzos del año 1899.
Se prohibía la importación de todo género de sarmientos,
cepas, pués, ... y cualquier otro residuo de la vid, así como
de cualquier tipo de árboles y plantas.
Pero la lucha resulto infructuosa. En junio de 1899 se detectaron los primeros
síntomas de la enfermedad en las cepas del municipio riojalteño
de Sajazarra. En el verano de 1902 estaban infectadas todas las de la zona de
La Rioja Alta y en 1904 las de las zonas restantes.
Al iniciarse la invasión se dieron todo tipo de opiniones culpando
o elogiando a unos y a otros.
La prensa regional, incluso antes de iniciarse
la invasión, atacaba a Sagasta por promulgar un Decreto (25 enero 1899)
en el que se prohibía el paso de vides americanas por las provincias
filoxeradas, no pudiendo así llegar a la de Logroño por estar rodeada
totalmente de provincias afectadas de la enfermedad fatal. Un periodista de
La Rioja culpaba
a los visitadores preventivos de ser "poco expertos". El Director
de la Estación Enológica de Haro,
Víctor
Cruz Manso de Zúñiga y Enrile, había dejado caer, en
su visita a la zona filoxerada, la opinión, de que posiblemente habían
sido los jornaleros gallegos los portadores del insecto entre sus ropas, y sobre
todo fueron los Alcaldes de los pueblos los máximos culpables.
El reflejo de la crisis en el Banco de España de Haro