Su cenit fue escenificado en la segunda visita del Rey Alfonso XIII a Logroño, durante la dictadura de Primo de Rivera (1925), cuando “la comitiva regia desfila entre banderas de los Sindicatos Agrícolas al entrar en la población” y el Rey inaugura su Sede Central en la Calle de Zurbano –aún hoy en pie-, tal como se puede repasar en las revistas ilustradas nacionales del momento (Mundo Gráfico).
La Caja Central de Ahorros y Préstamos de la Federación
de Sindicatos Agrícolas de La Rioja inició sus actividades
el 1 de marzo de 1915.
En las Juntas Generales de los años inmediatamente anteriores se
menciona la necesidad de crear esta Sección Federativa, aunque es
en la Asamblea General del 28 y 29 de diciembre de 1914 cuando se aprueban
las bases para redactar un Reglamento. El Consejo Directivo lo termina y
aprueba el 29 de enero de 1915 y es presentado en el Gobierno Civil el 25
ño.
En el año 1923 la Caja Central instala Sucursales en las poblaciones
de las comarcas en las que el sindicalismo católico agrario está
más asentado. La primera que participa en el activo de la Caja Central
es la de Santo Domingo de la Calzada en el mes de abril de 1923. En el mes
de julio del mismo año lo hace la de Viana (Navarra) y en el de agosto
la de Nájera. Finalmente se establece la de Haro en el mes de agosto
de 1924. Pese a esta expansión su vida sólo llegó hasta
el año 1927.
Los capítulos
del activo de la Caja Central son cinco: préstamos a los Sindicatos;
cuenta de crédito a la Federación -el que más dinero mueve-;
deudores diversos a cuentas de créditos a socios particulares y
corporativos, existencias en caja; y partidas en suspenso.
Su filosofía económica está inclinada a entregar a
cuenta a la Federación para que ella contrele más cómodamente
las inversiones, mientras que la política prestataria a los Sindicatos
es muy reducida.
Los Directivos de la Federación situaron los créditos, prioritariamente,
en artículos de consumo y en abonos. En un menor nivel también
en la conservación de los viñedos. Poco hicieron en cuanto
a la introducción de nuevas técnicas o en nuevas formas de
economía social.
Los meses con mayores imposiciones voluntarias en la Caja son los de enero
y julio, y los que menos los de agosto y septiembre. Esta estacionalidad
parece responder a los ciclos de la salida al mercado de los cereales y
los vinos en el caso de los ingresos; y con los gastos en abonos, en los
del retraimiento.