Mediado el siglo XX
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iscos fonográficos en la
Provincia de Logroño
a 11 de marzo de
Ocio espectáculos
Década de los sesenta
Los funcionarios franquistas de la Sección de Radiodifusión del Ministerio de Información y Turismo llaman "discos fonográficos", en la década de los cincuenta y los sesenta, a los conocidos por todos como simplemente discos. Su empeño por contralar hasta el último rincón nos ha aportado una documentación tan amplia como para poder analizar, dentro de los límites que nos impone la red, al menos estos, tres campos:

1. El número de Comercios distribuidores de discos

2. Los fondos existentes en cada una de las Casas distribuidoras y

3. La música que se emite en los distintos espacios de espectáculos, e igualmente, cuál es la que está prohibida o regulada a unos horarios determinados en los medios de difusión hablada (Emisoras de Radio).
Distribuidoras de discos
En 1953 sólo se puede comprar música en cuatro poblaciones de la provincia de Logroño:
en la capital en seis locales (Casa Erviti, Foto Cine Radio Enseñat, Radio Moreno, Radio Ortega, Radio Prieto y Bazares americanos);
en Calahora en uno (Galerías LIS);
en Haro en otro (Casa de Nicolás Marín); y en Santo Domingo de Lacalzada en tres (Antonio López, Mariano San Millán y Bazares americanos).

Esta situación comercial se mantiene prácticamente estable durante el resto de la década.

Por eso al comerzar los sesenta (11 de marzo de 1960) los establecimientos sólo llegan a 15, repartidos entre
9 en Logroño (Radio Luz, Radio Prieto, Osaba, Radio Moreno, Electricas Sáenz, Casa Enseñat, Casa Erviti, Radio Cine y Andivoz) y
dos en cada una de las localidades citadas en el párrafo anterior. En Calahorra son Casa Bella y Clínica de la Radio; en Haro Radio Marín y Norberto Arregui; y en Santo Domingo también Casa Arregui y Radio López. El negocio de venta de discos está intimamente unido en los cincuenta con la venta y reparación de aparatos de radio y eléctricos en general

Pegatina -aumentada- de una de las
Casas de Discos de Logroño

A lo largo de la década de los sesenta es cuando explota la oferta al crecer las Casas distribuidoras hasta cincuenta y en muchos casos dedicadas en exclusiva a la venta de discos.

En Logroño capital llegan hasta 20 centros y en el resto de la provincia alcanzan nada menos que otros 30. Es la década de la revolución de la música, que poco a poco hizo que se fueran acumulando vinilos en las casas de los particulares, que hoy son mucho más que un tesoro.
Sello de la firma Radio Prieto: 1960

Oferta de discos. Un modelo
El inventario de discos existentes en el Comercio de "RADIO PRIETO" de la calle Gallarza de Logroño a 8 de abril de 1960 es como sigue:

Género música Nº discos
Ligera 83
Clásica 17
Selecta 2
Opera 11
Popular 47
Flamenco 8
Cuentos 24
Infantil 1
Zarzuela 31
Recital 1
Opereta 2
Italiana 1
Baile 1
Religiosa 4
Total 233 discos
Total canciones + - un millar
La clasificación es de Radio Prieto


Las cajoneras del comercio se ocupan principalmente con discos de las productoras Odeón (44), Columbia (42), Philips (34), R.C.A. (27 y Alhambra (27 que proceden de la zarzuela). Otras ocho completan el resto, destacando Hispavox con 17.

Entre la música ligera, la popular y la zarzuela suman el 70 % de total, mostrando una oferta de géneros típicos "para pasar el rato" y muy alejados de la cultura musical de nivel.

La nómina de intérpretes es muy amplia. Están los más conocidos del momento: Louis Armstrong, Domenico Modugno, Gloria Laso, Luis Mariano, José Guardiola, Mario Lanza, Alfredo Kraus; Angelillo, Juanito Valderrama; Carmen Morell y Pepe Blanco, Teresa Berganza y El Trío Los Panchos, entre otros. Y asoman algunos triunfadores de años posteriores como Víctor Manuel y Los Cinco Latinos. Aún no hay The Beatles, ni Joan Báez, ni Joan Manuel Serrat.
Lo "no radiable"
El canon de calificación de lo que no se puede emitir por radio en la década de los sesenta se ajusta a tres tipos: prohibido, sólo para audiciones privadas y puede ser radiado a partir de las 23 horas.

En las listas de "no radiables" están desde Marifé de Triana (1960) hasta José Ortega y Gasset (La crítica como patriotismo - 1964), pasando por el también filósofo José Luis López Aranguren (Me llamo José Luis López Aranguren - 1965) y las canciones con letra de García Lorca (Romance de la pena negra - 1963). Es una lista curiosa no sólo en cuanto a los intérpretes, sino también -y es lo más sorprendente- en cuanto a las propias canciones.

Están en la lista de los excluidos para radiar desde los muy conocidos y populares, como Nati Mistral, Carmen Sevilla, Carmen Morell, Pepe Blanco, Joan Manuel Serrat, Manolo Escobar; Sara Montiel, Marujita Díaz, hasta desconocidos, por lo menos para nosotros, como Vicente Cañizares "El Cojo de La Mancha" e incluso una canción en ukraniano (sic).

Que se consideren "no radiable" en el año 1961 Tápame, tápame, que tengo frío, Serías mi muerte (Pepe Blanco) o Ven Cirila, ven (1964), está en la lógica moralista y pacata de la época, pero cuál ha sido la razón para hacer lo mismo con Mi ovejita Lucera, La zarzamora u otras que aún están grabadas en la memoria de los que estrenaban pantalones largos en aquellos años?

La exclusión de las ondas pasa por distintas orientaciones. En los primeros sesenta son los temas insinuantes de amor y sensualidad los eliminados, mientras que en la segunda parte de la década son las canciones en catalán (Francisoc Pi de la Serna, Pedro Costa, Javier Ribalta) o en vasco (Julián Lecuona y María de Azcue) los más castigados, y cuando se mezclan ambos, como en Casi una mujer (1970) de Serrat, aún con más saña.

Los archivos de Información y Turismo esconden muchas de las miserias y pequeñeces de los "años de las revoluciones".
Música en los descansos del
Cine Diana (1955)

- Macarena murió
- Vamos llegando
- Andante en moto
- Equis, un, dos
- La Plaza del 2 de mayo
- En Chamberí
- Española
- Amor de mi alma
- No sé si es amor
- Te envio tres rosas
- Chula marquesa
- Levanta los ojos
- Mimitos de amor
- Que viene el marciano
- Solloza el amor
- Voy que chuto
- La juerguecita
- José María Madrid

¿Qué les parece?

Así lo pasaban en los cincuenta en los descansos del cine. Ríanse del bacalao y del rap de nuestros días.

En los cincuenta


Música para los
Cincuenta

No entendemos prácticamente nada de música de los cincuenta, pero como tenemos mil títulos para elegir, nos vamos a dejar llevar por el oído y la intuición, en la selección que vamos a hacer sobre la música que conforma el ambiente de la década de mediados del siglo XX.

Un superventa, también en décadas siguientes Como "Hit Parede" de la música ligera proponemos los títulos siguientes:

Pájaro Chogüi (Ana Mª González),
Un beso en la boca
(Trío Globetroters),
Les fleurs et la mor (Doménico Modugno),
Bolero en la noche (Gloria Laso),
Buenas noches mi amor (Luis Mariano),
Anahi (Luis Mari),
Un telegrama (José Guardiona),
Bayón español (Antonio Amaya),
Lover's mambo (Bebo Valdés),
Qué será, será (Jacqueline Francois) y
Mi ovejita lucera (Pepe Mairena).

Imperio de Triana

Entre "Los Principales" de la música popular están: No se va la paloma (Imperio de Triana), Maite (Coro Maitea), Levanta los ojos (Carmen Morell y Pepe Blanco), Madrecita (Trío Paraguayos), Caminito del Indio (Miguel Aceves Mejías), Campanero (Pedro Vargas), Cielito lindo (Luis Alberto de Paraná ), Alma de negro (Trío los Panchos) y Por un sí, por un no (Jacqueline Francois).

Música clásica
El "Top ten" de la ópera y música clásica los formamos con Una furtiva lágrima y Torna a Surriento (Mario Lanza), Granada (Alfredo Kraus), Fantasía de Tchaikowski y de Offenbach de la Sinfónica de Viena, El Amor Brujo (Falla) de la Sinfónica de Paris, La Boheme y Tosca de Puccini por Lisia Albanese y Celeste Aida y Ma se mé forza perderti (Verdi) por Carlo Bergonzi

Entre las zarzuelas están todas las clásicas y más destacadas, y nos quedamos con La Rosa del azafrán interpretada por Teresa Berganza y El rey que rabió por Pilar Lorengar. Con los cuentos sucede lo mismo, y elegimos Antón Pirulero de los Actores de Radio Madrid. Dos cruces (Angelillo), Será una rosa (José Luis Campoy), En un pueblito español (Joselito) y La pena del ciego grande (Pepe Albaicín) completan el flamenco "sui generis" de los cincuenta. De música religiosa no puede elegirse más que el gregoriano de la Abadía de Silos.


Y por encima de todas, como fondo de la época, Doce cascabeles de Ricardo Freire, interpretada por Antonio Vilás, que es la que se vende en Radio Prieto.
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