La Rioja Provincia
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Esparteroo Hacendado riojano
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Don Práxedes el mecenas
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El siglo de las dos XX
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La II República en Logroño
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Cuarenta años de dictadura
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Memoria de fin de siglo
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Cultura en La Rioja
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La Rioja en las Exposiciones
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Pelota Historia
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Los golpistas cambian los nombres de las calles
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Empresarios Históricos de La Rioja

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Las burguesías "jarreras" de principios del siglo XX

Arturo Marcelino

Arturo Marcelino, el prototipo
Llega de fuera, como otros muchos. En su caso de Navarra, pero en Haro desarrolla toda su actividad. Es el genuino representante de la industria vinícola de la ciudad, aportando a los mercados sus vinos Rioja Palomar y Borgoña, pero también el Licor MAÍA

Licor MAIA - Arturo MarcelinoFue un hombre culto -formado en "el libro de la vida "- y supo "muchas verdades prácticas". Viajó mucho y presidió el Sindicato de Exportadores de Vinos; fue Concejal y Alcalde, y sabía hablar, además de vinos, de literatura y arte.

Prototipo del burgués de "los años de vértigo",antes de la primera Gran Guerra, fue un hombre mundano, elegante, espléndido, esquisito y de gustos refinados. De trato sibarítico hacia su persona, sostuvo también con brillo el boata de su casa y de otras atenciones sociales. Fue un prototipo de burgués .

El "boom del vino riojano" en el último cuarto del siglo XIX, por el ataque filoxérico de los viñedos europeos, vivificó toda la provincia de Logroño, pero sobretodo a la comarca de La Rioja Alta, y más directamente a su cabeza: Haro.

El dinamismo económico corrió paralelo con los ingresos en pesetas y francos llegados de la mano de la demanda del vino y uvas del extranjero. Se vivió en Haro una época de prosperidad y bienestar como nunca antes se había dado. En el orden económico alcanzaron una Sucursal del Banco de España -una de las pocas poblaciones españolas que lo consigue, no siendo capital de provincia-; una Estación Enológica vivero de bodegueros; y entraron en la modernidad iluminando sus calles con luz eléctrica muy pronto y hasta levantaron una digna Plaza de Toros estable. Todo antes de cerrar el XIX.

Esta ola de prosperidad finisecular legó a la generación de sus hijos, en la primera década del siglo XX, primero fortuna, pero también una nueva forma del ver el mundo ejemplarmente cosmopolita. Así era Haro hace cien años. ¡Cómo ha cambiado con el tiempo1
Ildefonso Pisón
Ildefonso Pisón: industrial
Desde principios del siglo XIX viene funcionando en Haro la fábrica de curtidos que en estas primeras décadas del XX regenta D. Ildefonso Pisón, y que antes había pertenecido a los "comerciantes banqueros" bajo la razón social, Bidart y Etcheverría. Es un complejo industrial exagerado en dimensiones y en instrumental y maquinaria que elabora 30.000 cueros por año.

Don Ildefonso fue también un inquieto participante en la vida política y administrativa local de Haro desempeñando numerosas veces Consejalías y algunas la Presidencia de su Ayuntamiento. Esta actividad le hizo muy popular, de tal manera, que lhasta la prensa gráfica nacional se ocupó de él y mostró su imagen a toda España.

Dionisio del Prado
Dionisio del Prado: comerciante
Otro foráneo que triunfa en Haro. Es de Catalañazor, Soria. Desde niño el mostrador fue su encanto y la tienda su ilusión. Sirvió aguardientes y ultramarinos como dependiente, hasta que por traspaso llegó a ser dueño del negocio. Adquirió "stand" de productos (vinos, aguardientes, bacalao,... fertilizantes) definidos como de "fabulosos". Creó una aguardientería y entró en la viticultura con numerosos plantíos con vides americanas. Sus negocios comerciales e industriales pasaron a Enrique Ugalde, su hijo político.

Leonardo Etcheverría

Culto e inquieto financiero
Su señor padre, D. Pedro, le legó una sólida organización financiera, pero más aún una excelente formación en el extranjero. Aprendió idiomas, viajó por Europa y Améríca (Argentina, Cuba, EEUU,..) para formarse y alcanzó una experiencia mercantil extraordinaria, que puso al servicio de su "Casa" y de los industriales jarreros, bajo la firma de "Hijos de Etcheverría". Residente en Haro "sale a menudo, a oxigenar su espíritu, civilizado y culto, por las grandes ciudades europeas".

La "Casa de Banca" familiar no le ocupó del todo y se asoció al espíritu emprendedor del sector dominante en Haro y su tierra, llegando a ser un poderoso viticultor "con extensos cotos de platacioens americanas" y un adelantado consechero y vinicultor con una bodega puntera en la ciudad, cuyos productos salen al extranjero, en especial a Argentina.

Vivió "a la moderna" y en su casa, "con honores de palacio", nada faltó "para la comodidad y el refinado confort".